Suzuki confirma su adiós a MotoGP

Suzuki Motor Corporation ha decidido interrumpir temporalmente su participación en el Mundial de MotoGP".

Así anunció ayer la marca de Hamamatsu (Japón) su adiós a la clase reina. Se trataba de la crónica de una muerte anunciada y lo que hace aún más incomprensible que quisiera retener contra su voluntad un año más a Álvaro Bautista en su escudería de MotoGP.
Los responsables de la marca basan su salida en la recesión económica a nivel mundial, la depreciación del yen japonés y las catástrofes naturales que asolaron su país el pasado mes de marzo.
Se va tras estar presente en el Mundial durante 50 temporadas de manera ininterrumpida, con presencia en diversas categorías, y con la vista puesta en un regreso programado para 2014.
Para entonces, las CRT deberían ser, si Carmelo Ezpeleta no cambia de opinión, las principales pobladoras de la parrilla en la clase reina, una categoría en la que Suzuki ha conquistado, siempre en la era 500cc, siete títulos de marcas y seis de pilotos:
los dos de Sheene en el 76 y 77, así como los de Lucchinelli (81),
Uncini (82),
Schwantz (93) y Roberts Júnior (2000).
Además de esos entorchados, la marca nipona conquistó en 50cc otros cinco de constructores y seis de pilotos (tres de Anschcheidt, dos de Anderson y uno de Degner); y en 125cc alcanzaron tres de marcas y tres de pilotos, los dos de Anderson y el de Braun.Resumiendo, son treinta entorchados, repartidos a partes iguales entre títulos de pilotos y marcas, con 155 victorias en grandes premios: una de MotoGP, 89 en 500cc, 35 en 125cc y 30 en 50cc.

Joan Garriga


JOAN GARRIGA


Nacido en Barcelona el 29 de marzo de 1963
Debutó en competición en 1980, y su primer Gran Premio lo disputó en 1984.

Se retiró en 1993 tras cubrir la mitad de la temporada de Superbikes.



Subcampeón del Mundo de 250 (1988).

3 victorias en GP (250).

4 Campeonatos de España (250-500-Resistencia).

2 victorias en las 24 Horas de Montjuïc (1984-1985).
2 títulos en Motociclismo Series (1985).
1 Subcampeonato Trofeo Senior 250 (1982).


Joan Garriga era un muchacho delgaducho y espigado, de pelo ensortijado, y de un rubio dorado como el de los querubines de las iglesias. Un angelito que, a fuerza de ver a los quemados culminar La Rabassada desde su casa de Vallvidrera, terminó aficionándose de todo corazón. Empezó a hacer carreras sueltas y subidas en cuesta en 1980, con sólo 17 años, en una época en la que el motociclismo aún no se había llenado de imberbes campeones, y a él se le podía considerar un talento precoz a lomos de una desfasada Yamaha TZ 250, quizás demasiado salvaje para él. Pero así era Joan, capaz de quemar etapas a pasos agigantados.


En 1981 hizo el Trofeo Senior 250 (fue octavo), y al año siguiente le disputó el título al riojano Paco Álvarez Eulate, que con una Siroko de JJ-Cobas se lo llevaba de calle hasta que sufrió una caída en la última curva de la última carrera, en Cullera. Eulate se rompió un brazo, pero le ayudaron a llegar a duras penas hasta la meta. Si Garriga hubiera reclamado, habría sido campeón, pero no lo hizo y se conformó con ser segundo. Fue el primer detalle, un gesto de nobleza que se convirtió en su tarjeta de presentación.A partir de 1983, Garriga se convirtió en el piloto más polivalente de la velocidad española. Sólo tenía 20 años, pero parecía señalado como el hombre del futuro. Realmente era el hombre del presente. Folch le subió en sus motos para correr en las Series, en una Yamaha «proto» para la F-1 Prototipos, y en una Yamaha XJ900 para F-1 Siluetas. Y disputó el Nacional de 250 con su TZ, hasta que el equipo de Sito Pons puso a disposición una de las Kobas de Sito cuando éste se lesionó en el Gran Premio de Austria. Garriga fue cuarto en el Campeonato de España. Fue su primer encuentro con Sito y su entorno, una relación que terminó en encontronazo, un anticipo de su eterna disputa que, matizada por el tiempo, aún se mantiene. La rabia que les separó ya no está presente, pero todavía hoy sigue habiendo garriguistas y sitistas, gente que no da su brazo a torcer por más que pasen los años.


Garriga tan pronto corría con la «dos y medio» en ese Nacional de aceras y farolas, como se subía en una moto de las Series, o se marcaba unas 24 Horas en Montjuïc, o una subida en cuesta. En 1984 despegó definitivamente. Ese año ganó el Nacional de 250 y debutó en el Mundial. Su paso por los Grandes Premios fue complicado, y allí surgieron las primeras dificultades con Pons y su entorno, porque iniciaron el año como compañeros dentro de la misma escudería, pero surgieron problemas y terminaron distanciados. También logró su primer triunfo en Montjuïc, y siguió prodigándose allí donde hubieran carreras. En 1985 hizo, por fin, un Mundial completo, a lomos de una JJ-Cobas 250, repitió victoria en las 24 Horas, y ganó las dos categorías superiores de las Series con una Suzuki GSX-R 750.


Todo seguía pasando deprisa, muy deprisa, casi sin tiempo de parar a pensar hacia dónde dirigir los pasos. Y casi sin darse cuenta, en 1986, se vio a lomos de la Cagiva 500 en la parrilla del Jarama, la primera prueba del Mundial. Joan apenas tenía 23 años y un amplio bagaje de éxitos en todo tipo de motos y campeonatos. Ese día también fue por delante de los acontecimientos y terminó octavo. Nunca antes la 500 de Varese había llegado tan lejos. Fue el delirio. Quizás ese día se comenzó a formar la corte de aduladores y amigos fáciles que atrae el éxito. Quizás fuera ése el momento en el que el verdadero Joan Garriga, aquel tallo con cara de ángel, dejo de existir. Quién sabe… La campaña con la Cagiva fue mediocre, como no podía ser de otra manera. Pilotos con mayor experiencia que Garriga habían fracasado estrepitosamente en semejante trance, pero Joan aún fue capaz de sacarle algún resultado presentable en el Mundial, aparte de una victoria fácil en un decrépito Campeonato de España.

En 1987 regresó al Mundial de 250.Los buenos oficios de Yamaha España y el apoyo de Tabacalera permitieron que accediera a una YZR 250 de fábrica. No decepcionó. En la segunda carrera, en Jerez, el día del estreno del circuito, fue tercero, subiendo por primera vez al podio. Meses después accedería al segundo peldaño del «cajón» en el Jarama, donde marcó la «pole position» y la vuelta rápida. Aquella temporada supuso su despegue definitivo, fue el nacimiento del «Boeing 747», un sobrenombre pasajero aunque inolvidable. También entonces empezó a lucir el diseño definitivo de su casco, un comecocos, un icono aparentemente amenazante, como dispuesto a devorarse todo lo que se le pusiera por delante.


Aquellos resultados fueron confirmados sólo unos meses después, cuando él y Sito iniciaron aquella épica campaña de 1988. Una tras otra, en casi todas las carreras, se encontraron en el podio durante cinco largos meses, apasionantes e inolvidables. Garriga corrió con toda su alma, se mostró agresivo, dando una imagen dura, fuerte, contundente, como de rabia. Como si en cada curva buscara el desquite por viejos pleitos.Como si su cerebro corriera más que él y su cuerpo buscara no perder el compás.


Garriga transmitía una imagen agresiva, sin ataduras, de una sinceridad brutal, una actitud totalmente opuesta a la pulcritud y ponderación de las medidas palabras de Sito Pons. Garriga representaba la rebeldía. El estilo Pons se impuso mientras que la conexión directa entre el cerebro y la garganta de Garriga fue denostada. Todo sucedía, como siempre, deprisa, muy deprisa. El desenlace no le fue favorable, ya lo sabéis, y en aquella carrera de Goiania, la última del año, donde Sito se proclamó campeón, pareció apagarse la luz deslumbrante que acompañaba a Garriga.

Se mantuvo un año más en 250, un año de suplicios porque la Yamaha YZR no funcionó bien. Ya no pudo repetir las gestas del pasado. Y en 1990 decidió dar el salto a 500. La figura de Pons lo ensombrecía todo, y él no pudo apartarse de su alargada sombra. Ni siquiera su resultado a final de año, sexto, el mayor éxito de un piloto español en 500 en toda la historia, le sirvió de mucho, porque aquel ángel maravilloso ya había caído. Apenas hay buenos recuerdos de aquello, quizás el podio de Donington en 1992, su primero y único en 500. También rompió con el que fue su representante durante muchos años, Juan García Llach.

Se había iniciado una espiral de desgracias. Joan había entrado en barrena y en busca de evadirse de todo encontró la salida fácil de la cocaína.Acabada la temporada 1992 Tabacalera dijo basta y Garriga se vio a pie. Hasta que apareció Ducati con una oferta para correr Superbikes que, lógicamente, Garriga, a punto de cumplir 30 años, no rechazó.

Pero el tiempo de la magia y las emociones había pasado. Paladeó el sabor del champagne en Hockenheim, pero sólo hizo cinco carreras. Después, el Gran Premio de Europa, en Montmeló, como piloto invitado a lomos de una Cagiva 500. Y dijo basta. Desapareció de las motos. Se fue entre los reproches de muchos, señalado, marcado como un apestado.


Lo peor estaba por venir.Se le vinculó a asuntos turbios, se le acusó de haber provocado el incendio de su negocio para cobrar el seguro, se le involucró en un tema de narcotráfico, de falsificación de moneda.

Terminó ante un tribunal, y aún antes de que el juez dictara sentencia se le condenó. Simplemente era culpable a los ojos de todos. Y nadie alzó la voz.Recibió una despedida miserable por parte del mundo de las motos. Sólo unos pocos siguieron allí, cerca de él, en los malos tiempos, mientras que Joan iba y venía a la vida. Como hoy.
Recordado por todos, pero con la indiferencia de muchos.A estas alturas ya, qué más da: Joan sigue viviendo rebelde y libre.

1 comentaris:

Anònim ha dit...

Aún a dia de hoy me emociono en ver los videos de garriga , me acuerdo de que yo era un crio y cuando lo veia en la tv al principio no sabia quien era pero cada domingo me iba enganchando a las carreras de motos en un tiempo que nadie en mi clase, yo de aquella tendría nueve años , nadie repito lo veia .Repito que como niño en los periodicos me acuerdo de que el que salia era Sito pero el que me enganchaba a la TV era la moto del 11 ( mi tv era en blanco y negro )
El tema de garriga -sito lo he leido en infinidad de foros y mi intencion no es sentar catedra entre tanto presunto "entendido" lo que es obvio es que Garriga como piloto tenia una habilidad por encima de la media y mas que le duela a alguno era mejor que Sito .
Eso si Sito enfoco las motos mas como negocio empresa su merito fue ver intuir que el motociclismo se estaba transformando de ser un deporte a ser un negocio y bueno la maniobra que hizo en suecia fue "destruir a la competencia " garriga teniendo en cuenta el material del que disponia de las politicas de las marcas en aquella epoca , supongo que nadie creera que la yamaha 500 de garriga se parecia a las del Team Roberts y de la "miopia" de los patrocinadores y por si nadie lo recuerda telefonica no patrocinaba el motociclismo hizo mas alla de lo esperado que otros ni llegaron a lo esperado , si por acidentes o mala suerte , pero no creo que Campsa ( la antigua Repsol por si algun entendido no lo sabe ) esperase las aventuras de pons y su brillante idea de ceder la moto a Criville , un campeon del mundo que sres no consigue revalidar el titulo y hace un año bueno siendo caritativos flojo y patrocinado por Repsol o sea que tanto "entendido " puede decir lo que quiera pero a mi dejadme ver a Garriga

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